Buenos Aires (EP), 27 de abril ‘24. En el país hay una decena de megaproyectos; hoy se importa este metal, que es clave para la transición energética, pero se podría exportar entre US$8000 y US$9000 millones por año.
Aunque el litio es percibido como el mineral estrella de la Argentina, lo cierto es que el cobre podría convertirse en la “soja” del sector. El país no cuenta con ninguna mina en operación desde que Bajo de la Alumbrera (Catamarca) cesó en 2018. Sí hay una decena de megaproyectos en distintas etapas de desarrollo, de los cuales cinco están en San Juan; el resto están en Salta, Catamarca, Mendoza y Neuquén (estos dos últimos menos gravitantes). No hay datos concretos de las reservas cupríferas porque es bajo el nivel de exploración.
El liderazgo mundial lo tiene Chile, con un volumen de 987 millones de toneladas entre recursos y reservas disponibles, que representan 32% del total. Le siguen Estados Unidos y Perú, con 9% y 8% respectivamente, según datos de la Secretaría de Minería. La Argentina se encuentra en el puesto 13, con 66 millones de toneladas (2% de participación en el global). Un dato que los especialistas destacan es que lo destinado a exploración es bajo: en el período 2010 a 2021 fue el 8% de lo de Chile. El potencial del cobre está en la denominada “faja metalogenética del neógeno” en San Juan, Catamarca y Salta.
Juan Pablo Perea, ministro de Minería de San Juan, señala que en la provincia el potencial en cobre es “enorme y variado” ya que está en la zona de los Andes centrales -como Chile y Perú-, con un volumen aproximado de reservas de cobre por 1.033 millones de toneladas métricas para la región, lo que representa el 40% de las reservas mundiales.
Los proyectos sanjuaninos son Josemaría, Los Azules, El Pachón, Altar y Filo del Sol. El primero está en construcción con su Declaración de Impacto Ambiental (DIA) aprobada, una inversión de U$S 4.000 millones y reservas por más de 4 millones de toneladas. El Pachón ya presentó su factibilidad económica y las reservas estimadas están por encima de los 15 millones de toneladas. En el caso de Los Azules, hay un informe económico preliminar y reservas calculadas en 13 millones de toneladas; Altar y Filo del Sol se encuentran en etapa de prefactibilidad. Perea subraya que las iniciativas representan oportunidades de inversión “superiores a los US$20.000 millones en la próxima década, generando trabajo, un futuro con más exportaciones y un círculo virtuoso que debemos iniciar”.
Josemaria y El Pachón exportarían concentrado de cobre -precisa Perea-, mientras que el único proyecto en donde un porcentaje de producto quedaría en el país, es Los Azules que producirá cátodos de cobre, que es materia prima estratégica para fabricar baterías de vehículos eléctricos. En el 2023 el grupo Stellantis anunció una inversión de US$155 millones en McEwen Copper (filial de la canadiense McEwen Mining, propietaria de Los Azules) para asegurarse el abastecimiento de cobre desde 2027; se convirtió en el segundo mayor accionista de empresa junto con Río Tinto.
Pachón, Los Azules y Taca Taca (Salta) sumados representan 66% de los recursos y reservas totales de cobre de Argentina; su puesta en marcha insumirá unos US$10.000 millones casi la mitad de lo que demandarán los ocho más grandes del país. Minería estima que podrían aportar una capacidad productiva de 693.000 toneladas. Para el 2031, suponiendo que todos estén produciendo a plena capacidad, aportarían un ingreso de divisas de US$ 11.100 millones anuales.
Nadav Rajzman, responsable de Economía de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (Caem) ratifica que es media docena la de proyectos más avanzados, en condiciones de arrancar en el corto o mediano plazo. Advierte que son “de clase mundial” y que su desarrollo coincidirá con el período de “mayor demanda” de cobre en el mundo. Apunta que, con la transición energética, se estima que en 2035 habrá un faltante de 10 millones de toneladas, equivalente a unos 50 proyectos.
Las potenciales de exportaciones las calcula entre US$8.000 millones y US$9.000 millones por año y, en materia de divisas, habría un ingreso neto de US$6.000 millones, “equivalente al superávit comercial”. Rajzman destaca también que se crearían entre 11.000 y 12.000 empleos directos (25% más respecto a los planteles actuales), en un sector que es el “segundo mejor pago del país, detrás del de hidrocarburos) y otros 17.000 adicionales para la construcción, los que se extenderían entre tres y cinco años.
Más que el litio
Los expertos coinciden en que la Argentina tiene la posibilidad de crecer exponencialmente en términos de cobre, ya que tiene, no sólo el potencial geológico necesario, sino también los proyectos a eso se le agrega que, en términos de demanda, se trata de un metal cuyas aplicaciones han aumentado a medida que avanza la tecnología, con lo cual, resulta “imperioso” que el país se sume al mercado.
La industria en el mundo mueve US$150.000 millones al año, un tercio del PBI de la Argentina. Según la International Copper Association (ICA), una tonelada de cobre alimenta 60.000 teléfonos móviles, permite operaciones en 400 computadoras y distribuye electricidad a 30 hogares. Estima que en 2030 aproximadamente el 20% del mercado automotor será de vehículos eléctricos y más del 50%, alguna variante de éstos, con lo que demandaría 1,4 millones de toneladas de cobre sólo para la fabricación de autos.
Fernanda Ávila, diputada nacional por Catamarca, exministra de Minería de la provincia y exsecretaria de Minería de la Nación en la gestión de Matías Kulfas, enfatiza que el cobre puede aportar las divisas que la Argentina tanto necesita y grafica con que en Chile y Perú sus exportaciones superan, incluso, a las del campo argentino. “Ahí se ve el potencial y compartimos el potencial geológico, por lo que están dadas las condiciones”, sintetiza.
En Catamarca está el proyecto Mara a cargo de Glencore, que buscará producir además de cobre, molibdeno, oro y plata. Surgió en 2020 de la integración de Minera Alumbrera y la iniciativa Agua Rica. “Podría usar la infraestructura que está y eso reduce costos y tiempo”, indica Ávila. Reseña que en la actualidad 80% de las exportaciones mineras argentinas son de oro y plata y 20% de litio.
“Los tres de litio que existen exportan el equivalente a lo que haría uno de cobre; lo mismo pasa con la inversión, son unos US$500 millones versus US$5.000 millones e igual con la mano de obra, 300 personas frente a 1.300″, resume. Perea añade que los dos minerales son complementarios y suma que el cobre destaca por su versatilidad y la propiedad de poder ser reutilizado. “Ambos están dentro del grupo de los minerales críticos que hoy han adquirido relevancia en el contexto de desarrollo de las energías limpias”, dice.
En febrero pasado, en Bruselas (Bélgica)los gobernadores de Salta, Gustavo Sáenz; de Catamarca, Raúl Jalil, y de San Juan, Marcelo Orrego, constituyeron la mesa del cobre en el marco de una misión comercial a la Unión Europea que encabezaba la ya exsecretaria Flavia Royon.
Mario Capello, integrante del Grupo Sarmiento y exsubsecretario de Desarrollo Minero, plantea que la Argentina debe revisar la estructura tributaria porque “el impacto en la economía de un proyecto minero es mucho más importante que la recaudación. Necesitamos conocer estos aportes, para que la tributación no impida la inversión”.
A su criterio, el sector despegará cuando haya “libre disponibilidad de divisas, sin cepo, sin retenciones. Hay que ir a regalías progresivas y móviles. Es clave el régimen de incentivos para las grandes inversiones” y, además, reclama por la infraestructura necesaria para mover el cobre concentrado (130.000 toneladas de cobre equivalen a 400.000 de concentrado). “Tener rutas, tren, mineraloducto es tan importante como el mineral. Litio hay en el mundo, en cambio el cobre se calcula que empezará a escasear en 2025. Descubrir y desarrollar lleva entre 10 y 15 años; se requieren competitividad tributaria y fiscal e infraestructura”.
También Rajzman hace foco en las restricciones cambiarias como el desafío a superar: “La principal fuente financiamiento de los proyectos es extranjera; demandarían unos US$ 20.000 millones y hay un problema competitivo. La carga tributaria local está por encima de Chile, de Perú, de Estados Unidos, incluso de países africanos. A eso se le añaden los problemas de infraestructura, de transporte, de energía y la inestabilidad del marco regulatorio”.
Para Ávila los problemas macroeconómicos “frenaron” inversiones. “Se está esperando; hay que generar una doble confianza, del país y de la provincia donde está el proyecto”, repasa y hace hincapié en el trabajo “desafiante” que se debe hacer con las licencias sociales. En el caso de Mara, en Catamarca, entiende que es una “nueva oportunidad de hacer las cosas de una mejor manera” que con Bajo de la Alumbrera, incluso menciona que se podrían establecer fideicomisos mineros para “transparentar y mejorar el uso del dinero” que deja la actividad.
Perea comparte la visión de los expertos: “Indudablemente que los factores macroeconómicos del país y sus políticas regulatorias, deben brindar un marco de previsibilidad y competitividad para atraer las inversiones necesarias. Se trata de un momento único del cual las provincias del cobre podemos formar parte, ya que hoy la minería se ha convertido en una aliada en la generación de energías limpias”.
PARA RECUADRO
Hay optimismo en las empresas involucradas en la exploración del cobre en la Argentina. Javier Roberto, vicepresidente y country manager de Aldebaren Resources -a cargo de Altar, mina de oro y cobre en San Juan- explica que llevan 160.000 metros perforados, lo que implica que el proyecto está en un momento “clave, de transición. Dejaremos de ser de exploración y pasaremos a tener entendimiento de las variables económicas”.
Altar tiene, desde 2021, un recurso mineral indicado de 11,4 billones de libras de cobre y 3,5 millones de onzas de oro. Aparte -dice Roberto- hay “inferidos” 1,7 billones cobre y 350.000 onzas de oro. En mayo próximo la empresa hará un corte para reunir los nuevos recursos con los ya certificados que derivará en otra certificación de cálculos. “Anticipamos que crecerá mucho; todos los nuevos pozos son mineralizados”, precisa.
El proyecto es el único de San Juan que todavía no tiene el estudio económico preliminar; estará listo en el primer semestre del 2025. Roberto apunta que la Argentina, hasta 2018 que explotó cobre, nunca tuvo cátodo de cobre, una forma altamente pura. El proyecto Los Azules (San Juan) está investigando la posibilidad de empezar con lividexación. Así, por primera vez en la historia, se obtendría el cobre catódico que tiene uso industrial directo, con lo que se podría abastecer el mercado interno y dejar de importar.
La canadiense Glencore tiene dos proyectos de gran relevancia El Pachón (San Juan) y Mara (Catamarca; lo compró completo en setiembre pasado). Desde la compañía explicaron que, actualmente, “prioriza la inversión” en metales que apoyen la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono, como es el cobre. “Tenemos un país muy valioso en aspectos como capital humano y recursos geológicos. Esto se traduce en un potencial de crecimiento y oportunidades para que la Argentina pueda posicionarse mejor en el mundo en términos de sostenibilidad”, afirma Juan Donicelli, country manager de Glencore Cobre Argentina.
El Pachón es un proyecto de cobre y molibdeno en el departamento sanjuanino de Calingasta, a unos 350 kilómetros de la ciudad de San Juan y a 5 kilómetros del límite con Chile. Está en etapa de exploración, en “plena elaboración” del estudio de factibilidad y del informe de impacto ambiental. Desde octubre de 2019, la empresa lleva invertidos US$124,3 millones y, para junio próximo, sumará US$98,4 millones en trabajos tempranos, camino de acceso, estudios de ingeniería y campañas geotécnicas e hidrogeológicas. El potencial productivo en etapa de operación de 330.000 toneladas métricas anuales.
Mara -cobre, oro y molibdeno- nació de un acuerdo que permitió combinar la infraestructura de Minera Alumbrera y el yacimiento Agua Rica, a unos 35 kilómetros entre sí en Catamarca, donde Andalgalá es la localidad más cercana. Está en exploración y realización del estudio de factibilidad. El potencial productivo es de 180.000 toneladas métricas anuales.
Donicelli repasa que el cobre también desempeñará un “papel fundamental” en el desarrollo de las economías emergentes: “Trabajar de manera articulada entre el sector público y la industria minera para concretar estos proyectos de relevancia en el país y en el mundo ayudará a la Argentina a desarrollar y capitalizar los beneficios que estas inversiones promueven a corto, mediano y largo plazo. Además, le permitirán posicionarse como una pieza fundamental a nivel global en el camino hacia la transición energética”.
Fuente https://mineriasustentable.com.ar/
Fotografía Bloomberg.com