Buenos Aires (EP), 21 de noviembre 2023. Desde la ciencia, hay un nuevo enfoque. Científicos explicaron en qué consiste la quema prescripta.
Desde que los seres humanos se desarrollaron en el planeta se hizo un manejo del fuego para cocinar alimentos o para la calefacción. Pero durante el siglo pasado creció la tendencia a considerar al fuego de vegetación (tanto de bosques como de pastizales) como un enemigo a suprimir. Pero los fuegos se siguen produciendo y en muchos casos se vuelven incontrolables, se llevan vidas humanas y de animales, y generan pérdidas económicas.
Desde la perspectiva de las ciencias forestales, se impulsa otro enfoque que está basado en la evidencia científica que incluye una gestión integral con medidas que apuntan a la prevención de los incendios, y no solo a la reacción.
“El fuego es un fenómeno de disturbio que ocurre en la naturaleza. En algunas regiones de la Argentina, los incendios de vegetación se producen más en invierno, como en la provincia de Córdoba. En la Patagonia, los incendios forestales son más frecuentes desde fines de la primavera y durante el verano”, según contó a Diario Río Negro María Marcela Godoy, ingeniera forestal que trabaja para el Conicet en el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino-Patagónico (CIEFAP), en Esquel.
Junto con el doctor Guillermo Defossé, investigador del Conicet, llevan a cabo estudios que demuestran que un enfoque preventivo puede favorecer más la sustentabilidad de los ecosistemas y bajar el número de incendios catastróficos.
Los incendios de vegetación se producen y expanden por diferentes factores, que incluyen el estado del clima regional y global, las sequías previas, el viento, la humedad relativa del ambiente y del combustible, entre otros.
De acuerdo con Defossé y Godoy, se debe conocer previamente el “régimen natural de fuego” del ecosistema y reconocer que la manipulación adecuada del combustible vegetal (la biomasa) es el único factor que los seres humanos pueden disminuir la ocurrencia de los desastres por incendios.
Como parte del enfoque preventivo, se pueden realizar diferentes formas de manejar el combustible vegetal, con técnicas silviculturales, como las podas y los raleos de árboles (que que reducen la densidad y altura del combustible), el corte de la vegetación herbácea, el pastoreo por parte de grandes y pequeños herbívoros, entre otras, y las quemas prescriptas. Cada técnica tiene su aplicación en función del ecosistema del cual se trate.
“Si bien la quema prescripta aparece como un tabú hoy, se hace desde épocas milenarias. Los indígenas quemaban para hacer cultivos y con propósitos de caza. A medida que la agricultura se fue perfeccionando, por distintas cuestiones, las quemas se fueron dejando de lado”, expuso el doctor Defossé.
En tanto, la ingeniera Godoy explicó que las quemas prescriptas son “hechas a propósito pero con un plan previo escrito y acordado por los diferentes actores que intervienen y un estudio del lugar”. Es una técnica que tiene en cuenta la seguridad de los brigadistas forestales y de la población. “Usa el fuego en forma segura. Por eso, se realiza en la contratemporada de incendios, es decir en el caso de Patagonia, en invierno”, dijo la experta.
Las quemas entonces se llevan adelante “con temperaturas no tan altas, cierto grado de humedad relativa y vientos que no superen los 16 kilómetros por hora aproximadamente”, acotó.
El fuego ocurre por la presencia de materia orgánica, oxígeno y fuentes de ignición, como un rayo o la erupción de un volcán. Solo la primera se puede manejar, es decir, la biomasa. Por eso, las quemas prescriptas permiten arrasar con la biomasa acumulada (como pastos y arbustos) y buscan otorgarle al fuego el rol que tenía años atrás.
Una práctica legal
La ley nacional 26.815 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental establece que las quemas prescriptas tienen que estar dentro de los planes de manejo del fuego en las jurisdicciones de bosques de las provincias y de Parques Nacionales.
“Mendoza es la única provincia de Argentina que tiene definidos los modelos de combustible y cómo se va a quemar de acuerdo a la meteorología. Las provincias que prohíben las quemas prescriptas, como Córdoba, son las que más incendios tienen”, dijo Defossé. En la provincia de La Pampa, las quemas están autorizadas y se queman alrededor de un millón de hectáreas por año.
Las quemas prescriptas también se realizan de manera experimental en Río Negro y Chubut. Semanas atrás, se llevó a cabo una en Esquel con la intención de bajar la cantidad de biomasa. “La técnica permite que si en el futuro ocurre un incendio no se queme todo, ya que habrá menos biomasa y estará dentro de los parámetros de control”, precisó Defossé.
“Si uno baja la carga de vegetación muerta, los incendios nunca serán tan severos o intensos. En Patagonia, la tasa de descomposición es lenta. Por eso, el único que puede sacar esa carga de material seco es el fuego”, señaló la especialista.
Fuente: https://www.rionegro.com.ar/
Fotografía: EFEverde