Santa Cruz (EP), 20 de Agosto ‘24. La salida de YPF de áreas santacruceñas ya se refleja en una caída productiva que amenaza con profundizarse, tras perderse un millón y medio de barriles de petróleo en los primeros 7 meses de este año. Mientras el gobierno de Claudio Vidal rechaza el traspaso y tampoco avanza en la reversión, las pérdidas podrían sumar cientos de millones de dólares.
Pasados 7 meses desde que el gobernador Claudio Vidal anunció un «acuerdo histórico» con YPF, la realidad productiva de la provincia en materia de petróleo muestra que la indefinición en la que quedó el propio gobierno desde entonces marcó una caída pronunciada no sólo en lo referente al petróleo, sino también en la actividad económica en general.
El acuerdo al que hacía alusión Vidal el 18 de enero último tenía que ver con su rechazo al traspaso de áreas maduras anunciado por la compañía. En cambio, el mandatario provincial anunciaba la reversión de los yacimientos a manos del Estado provincial, para que éste se hiciera cargo de su explotación, por sí mismo o a través de nuevas licitaciones en busca de inversores privados.
Sin embargo, transcurrido más de medio año desde entonces, no hubo definiciones ni en uno ni otro sentido. YPF no incluyó a las áreas de Santa Cruz en su ‘proyecto Andes’, por el que sacó a ofrecimiento público otros 40 bloques en las demás cuencas del país. Ni tampoco la provincia ha iniciado el traspaso de reversión, que de por sí es más extenso y complejo, en cuanto al tiempo que demanda, que el de la cesión entre privados.
El propio gobernador le puso cifras a la caída de actividad petrolera, al ponderar que entre los meses de junio y julio se concentró una caída de casi el 25% en la extracción petrolera y un impacto en la recaudación de 5 millones de dólares. Esos números, incluso, podrían ser peores.
INDEFINICIONES POLÍTICAS FRENTE A LA DECISIÓN EMPRESARIA
No puede obviarse que la producción en la provincia venía con una curva en descenso desde los últimos años, pero se acentúa a partir del “abandono” que el gobierno atribuye a YPF, pero que en realidad es también reflejo de su propia indecisión: mientras la petrolera avanza en otras provincias, como Chubut y Neuquén, para desprenderse de áreas maduras y ya se conoce cuáles serán las nuevas operadoras, en Santa Cruz la agonía se prolonga sin que se advierta cuál será el piso de la caída.
Los 10 bloques involucrados en el flanco norte santacruceño son Barranca Yankowsky, Cañadon de la Escondida-Las Heras, Cañadon León-Meseta Espinosa, Cañadon Vasco, Cañadon Yatel, Cerro Piedra-Cerro Guadal Norte, El Guadal-Lomas del Cuy, Los Monos, Los Perales-Las Mesetas y Pico Truncado-El Cordón.
Más de uno de ellos ha sido mencionado como objeto de interés de los potenciales inversores interesados en el proceso abierto por YPF, incluso por referentes de algunas de las principales compañías que participaron en la compulsa pública por las 40 áreas en el resto del país.
Sin embargo, no hay respuestas precisas sobre cuál será el mecanismo para encontrar nuevos operadores interesados en explotarlas. Ni desde la compañía, ni tampoco desde el gobierno provincial, que apunta a salvar su responsabilidad política culpando a la petrolera, con la que se podrá discrepar por su decisión, pero no por falta de claridad en sus objetivos anunciados: Horacio Marín, el presidente de YPF, ha dicho en reiteradas oportunidades que no tiene más interés en las áreas maduras y que reorientará todas las inversiones hacia Vaca Muerta.
¿Es desconsiderado hacia la historia de la región, en la que YPF nació y cimentó su riqueza? Desde el punto de vista sentimental o filosófico, puede ser. Desde la perspectiva de la libertad de mercado que profesa el presidente de la compañía, el razonamiento es contundente: “Que YPF haya nacido en esta zona no me obliga a mantener un ‘plan Trabajar’ de por vida”, dijo en una de las reuniones por zoom que ofreció a actores de la zona. Antipático, pero claro.
LOS NÚMEROS DE LA CAÍDA
Mientras tanto, los números oficiales reflejan que la curva de producción no deja de caer. En todas las áreas del flanco norte de Santa Cruz, YPF extrajo este año, entre los meses de enero y julio, casi un millón y medio de barriles menos que en igual período del año pasado. De acuerdo con los datos de la Secretaría de Energía de la Nación, la producción cayó desde 8,2 millones de barriles hasta 6,8 millones este año.
Sólo con ese indicador, considerando un precio promedio por barril de 70 dólares, la producción bruta perdida de un año a otro equivale a unos 105 millones de dólares, lo que tiene impactos en toda la cadena productiva. No sólo en las arcas provinciales, que dejaron de percibir el 12% de esa cifra, sino también en los servicios logísticos vinculados a la actividad, dejando en una fuerte inestabilidad a las empresas regionales que brindan asistencia a la explotación.
Algunas de las áreas son emblemáticas y cuesta asimilar las cifras de lo que entregaban productivamente hasta pocos años atrás y lo que producen hoy. Entre enero y julio del año 2015, por ejemplo, Cañadón León-Meseta Espinosa producía algo más de 2,4 millones de barriles, mientras que en los primeros 7 meses de este año entregó sólo 1,4 millón de barriles.
Otro bloque insignia, como Los Perales-Las Mesetas, produjo entre enero y julio de 2015 unos 3,2 millones de barriles, mientras que en el mismo período de este año la producción cayó casi a la mitad, con sólo 1,7 millón de barriles.
Estos datos son el reflejo de lo que viene ocurriendo en materia de inversión. Para 2024, YPF anunció desembolsos en Santa Cruz por solamente 97 millones de dólares, la cifra más baja en las últimas décadas. Es la décima parte de los 946 millones de dólares que anunciaba en 2015 (año en que acordó la prórroga de su concesión), pero también la quinta parte de los 561 millones invertidos en 2023 y muy inferior a los 411 millones de dólares del año 2022.
Frente a esas señales contundentes, está claro que el mapa petrolero de Santa Cruz debe reconfigurarse sin la presencia de YPF, pero con la agilidad necesaria para encontrar operadores dispuestos a seguir explotando el petróleo y gas que aún puede aprovecharse en la cuenca.
La misma provincia tuvo un proceso similar y pudo asimilar el cambio, con resultados que hasta ahora han sido positivos. Fue cuando aceptó el traspaso de áreas de Sinopec, también en el norte santacruceño, para hacer un nuevo contrato con CGC, que hoy es la principal operadora de esa región, con 212 millones de dólares a invertir en 2024.
NO SÓLO YPF DEJA ÁREAS EN SANTA CRUZ
No sólo YPF está en retirada de las áreas santacruceñas, con la decisión irreversible de dejar de operar las 10 áreas que explota en la cuenca San Jorge, en el flanco norte santacruceño. También hay negociaciones por el traspaso del área Koluel Kaike, mientras que, en la cuenca Austral, también hay baja de inversiones en los yacimientos gasíferos, con riesgo de alrededor de 500 despidos en los últimos meses.
En la cuenca Austral, el problema se vincula a los menores precios de gas que está reconociendo el gobierno nacional, lo que ha desincentivado la inversión en ese tipo de yacimientos, que no llegan a ser no convencionales pero tienen cierta complejidad adicional.
En áreas del sur santacruceño hay aún buena expectativa por el pozo horizontal que está todavía en proceso de evaluación, en la formación Palermo Aike, a partir del acuerdo entre YPF y CGC. Sin embargo, más allá de que los indicios hasta ahora son positivos, no puede esperarse que aquella actividad reemplace en su totalidad lo que está perdiendo de producir el flanco norte. Al menos, no en el corto plazo.
Mientras tanto, la economía de Santa Cruz da señales de una merma de actividad en distintos sectores, que necesariamente dependen del mayor o menor dinamismo del petróleo. Aunque hay cuestiones culturales y un arraigo histórico del que cuesta desprenderse, es inevitable aceptar que hoy YPF apunta su brújula hacia otros horizontes, fundamentado en los altos resultados productivos y económicos de Vaca Muerta, adonde están migrando también las empresas de servicios.
El propio gobierno pareció virar de posición con relación al planteo de comienzos de año (lo que es un reconocimiento implícito del error cometido en su postura inicial), a juzgar por los dichos del ministro de Energía de Santa Cruz, Jaime Alvarez, días atrás: “Es un acuerdo entre privados -dijo, en referencia al traspaso de áreas que se había rechazado inicialmente-. Esperemos que avance lo más rápidamente posible para que existan nuevos inversores en la provincia de Santa Cruz y no se dilate esta situación”.
Cuanto más demore el gobierno en reaccionar ante esa realidad, más se corre el riesgo de que las pérdidas se tornen irreversibles, como también podría volverse irrecuperable la perspectiva de un nuevo horizonte productivo para la región.
De lo contrario, se corre el riesgo de que las pérdidas se tornen irreversibles, como también podría volverse irrecuperable la perspectiva de un nuevo horizonte productivo para la región.
Fuente https://www.adnsur.com.ar/