Buenos Aires (EP), 5 de marzo ‘24. Desde el inicio de la gestión de Milei el Medanito se descongeló y mejoró considerablemente su valor. Pero una serie de factores hacen que siga un 10% por debajo del precio buscado para incentivar las inversiones.
Uno de los planes básicos de la gestión del presidente Javier Milei para el sector de los hidrocarburos fue la liberación de los precios de los combustibles que venían pisados desde hace meses, con el objetivo final de que el mismo mercado mejore el valor interno del petróleo y con ello la rentabilidad de las productoras. A casi tres meses de gestión y luego de una fuerte suba en los surtidores, el precio del crudo en el país tuvo un gran avance, pero por una serie de factores aún no llegó a la buscada paridad de exportación.
Hagamos un repaso de los últimos meses. A mediados de agosto del año pasado, al calor de las elecciones, el gobierno nacional impulsó una de las medidas más antipáticas -y perjudiciales- para el sector de los hidrocarburos que fue la depreciación del precio interno del petróleo para poder mantener congelado los combustibles por 75 días.
La medida se dio por medio de un acuerdo entre Nación, las refinerías lideradas por una YPF controlada por la política del gobierno y las principales productoras de petróleo del país, sin que mediara una norma legal detrás.
En la práctica, el precio que se pagaba por el barril tipo Medanito, el que proviene de la Cuenca Neuquina y hoy es liderado por Vaca Muerta, pasó de pagarse a 61 dólares a solo 56.
Esta situación se mantuvo hasta noviembre cuando se descongeló el precio de los combustibles y algunas empresas incluso ese mes lograron cobrar un par de dólares más por sus barriles.
Pero fue en diciembre, con la asunción del nuevo gobierno, que el escenario cambió radicalmente. La postura de la gestión Milei fue liberar totalmente el precio de los combustibles para que las empresas pauten libremente sus precios, mejorando así los ingresos de todo el sector.
El plan que los funcionarios nacionales revelaron en diciembre tenía cuatro patas: la primera era precisamente liberar el precio de los combustibles en surtidor. Algo que se hizo y de forma pronunciada, al punto que en el último año móvil la suba de los combustibles supera el 350%, siendo los aumentos más notorios los aplicados desde diciembre a la fecha.
Desde la salida del congelamiento de precios, en noviembre, los valores de los combustibles subieron cerca de un 140%, correspondiendo el grueso de esta alza a lo ocurrido entre el 10 de diciembre y el 2 de enero que sumó en menos de un mes un 108%.
El freno en el ritmo de escalada galopante de las naftas y el gasoil vino por dos frentes: el primero fue la actualización de los impuestos a los combustibles (ICL y CO2) que se aplican desde febrero.
Estas subas en los impuestos, que llegaron a acumular 30 meses sin actualizarse, se trasladan automáticamente al precio del surtidor, como sucede también con las alzas en el valor de los biocombustibles de corte obligatorio, y licúan las aspiraciones de mejoras de márgenes propios de las refinerías.
El dato. 350% es el incremento que acumulan las naftas y el gasoil en el último año. El grueso del alza se dio en diciembre.
Y es que allí se solapa el segundo factor que frenó el ritmo de los aumentos y que no es otra cosa que la caída de la demanda. Las ventas en las estaciones de servicio comenzaron en enero a mostrar caídas, que se agudizaron el mes pasado.
Pero estas subas, que como se marcó, acumulan hasta un 350% interanual, permitieron que el precio del barril interno de petróleo pudiera recomponerse considerablemente. Hasta noviembre, por el efecto del congelamiento, se pagaba por cada barril de tipo Medanito -hoy mayoritariamente proveniente de Vaca Muerta- 56 dólares.
Para diciembre, la seguidilla de aumentos en surtidor tuvo efectos en el precio a los productores, que recibieron en promedio 61 dólares. Y a partir de enero el alza fue más marcada, llegando a los 66 dólares el barril, una mejora de 10 dólares en apenas 3 meses.
Aunque vale sumar un detalle. El Medanito, el petróleo liviano de referencia del país no solo proviene de la Cuenca Neuquina, sino también de Mendoza. Sin embargo, por la falta de pluralidad de compradores, los precios para el barril mendocino de Medanito están por debajo de los de sus hermanos de Neuquén, Río Negro y La Pampa, con una diferencia negativa de hasta 5 dólares por barril.
Paridad de exportación
El punto de paridad de exportación buscado para el petróleo que se vende dentro del país -mal denominado barril criollo- apunta a fortalecer los ingresos de las empresas que, ante la imposibilidad de girar divisas, los reinviertan en más actividad.
Este valor no es fijo, ya que se conforma por el valor del mes para el petróleo del Mar del Norte, el Brent, descontando luego los derechos de exportación que se mantuvieron en el 8% y los descuentos de calidad que realizan las empresas compradoras que rondan los 2 dólares por barril.
Esta fórmula marca que en noviembre la paridad de exportación era de 72,5 dólares, es decir 14,50 dólares menos que lo que se pagaba. Para diciembre, la ecuación cambió, con una paridad a 68 dólares por la baja del Brent que dejó la brecha en 7 dólares.
Enero tuvo la mejor relación, ya que la paridad fue de 69,80 dólares, apenas 4,20 dólares por arriba del valor pagado.
Pero en febrero la tendencia a achicar la brecha entre el precio doméstico y la paridad de exportación se cortó, fundamentalmente por la imposibilidad de las refinerías de seguir subiendo el precio de los combustibles ante el descongelamiento de los impuestos que representaron un alza de cerca del 4%, en un efecto de doble pinza, como se marcó, con la caída de las ventas.
Esto hizo que en febrero el precio de venta del Medanito en el mercado doméstico siguiera estable en 66 dólares, sin subir a pesar de las alzas en surtidor. Y alejó nuevamente la brecha con el Brent que subió hasta los 82 dólares y disparó la paridad de exportación a los 73 dólares, es decir a 7 dólares del precio efectivamente pagado.
Dos patas del plan que no avanzaron
Pero como se mencionó, el plan del gobierno para mejorar el precio del petróleo tenía cuatro patas, y de ellas dos no avanzaron.
La única que tuvo un cambio fue la referida a los derechos de exportación, ya que si bien se había planificado elevar la alícuota al 15% para achicar el precio de los barriles exportados -y ampliar la recaudación de Nación- finalmente la idea no cuajó en el sector y se terminó ratificando un cargo del 8%.
Las otras dos palancas que el gobierno había postulado para impulsar al sector no han mostrado ningún avance, a pesar de que la gestión se encamina a llegar a los 3 meses. La primera es el cambio en el actual sistema de permisos de exportación de petróleo, que hoy limita los envíos y multiplica sus costos, ya que se dan por un plazo máximo de 30 días.
El plan de Nación era que estos permisos sean reemplazados por un sistema de autorizaciones automáticas con fines estadísticos, para que las empresas pudieran pautar contratos de exportación más largos a un mes, y además conseguir fletes más económicos por esa previsibilidad.
La clave. US$ 66 es el precio promedio que se pagó en febrero por los barriles de tipo Medanito en las refinerías del país. Son 10 dólares más que en noviembre.
El espíritu de este cambio se planteó en la fallida Ley Bases, u Ómnibus, aunque incluso allí se daba cuenta de que la Secretaría de Energía presentaría una nueva regulación sobre estos permisos automáticos, que a la fecha brilla por su ausencia y desde ninguna empresa del sector se tienen novedades.
En tanto que la cuarta pata del plan del equipo de Milei era destrabar, aunque sea parcialmente, el acceso al dólar oficial para las empresas petroleras, apuntando principalmente a que puedan cancelar deudas con sus casas centrales.
Según se había detallado en diciembre, se avanzarían en la activación del DNU 277/2022, una norma que creó el Régimen de Acceso a las Divisas para la Producción Incremental, que precisamente plantea la posibilidad de que las empresas que aumenten su producción accedan hasta al equivalente al 30% de esa producción en dólares a precio oficial, teniendo libre disponibilidad de los mismos.
El decreto contempla que las empresas podrán pedir el acceso al Mercado Libre y Único de Cambios (MULC) de forma trimestral. Pero pese a que se calculó que en 2022 todo el programa englobaría a unos 300 millones de dólares entre todas las empresas, la norma no se habría puesto en funcionamiento, es decir que pese a que las empresas cumplieron con su parte de elevar la producción, no lograron sortear el aval del gobierno que les autorice el acceso a esos dólares.
Algo similar ocurre con otro decreto, pero más viejo. El DNU 929/13, más conocido como el Decreto Chevron que a diferencia del plan armado por el entonces ministro Sergio Massa, le da a las empresas que inviertan más de 250 millones de dólares en 3 años la posibilidad de disponer al quinto año del 20% de su producción para libre exportación y sin retenciones.
El 14 de febrero del año pasado, el entonces ministro de Economía Massa, anunció que Shell había sido autorizada a ingresar a este sistema por sus inversiones en Vaca Muerta.
Sin embargo, a un año de ese anuncio el ingreso de la petrolera al programa no se efectivizó y parece haber quedado solo en un tuit del excandidato presidencial.
Este no es un punto menor dentro del sector petrolero, ya que como el resto de la economía argentina, la brecha entre el dólar oficial y el contado con liquidación (CCL) sigue siendo la principal causa que esmerila los ingresos de las compañías, y que al final de todo el recorrido, desde el surtidor al pozo, termina significando menos plata para realizar nuevas obras.
Fuente https://www.elestacionero.com/
Fotografía Instituto de Energía